jueves, 21 de febrero de 2013

EL CASO DE JUAN 2

Juan tiene un año y medio de edad, y es su primer año de escuela infantil.

 Ana es su maestra y el resto de niños/as de la clase, que tienen la misma edad que Juan, han empezado a dar sus primeros pasos y algunos tienen una considerable autonomía, él apenas se pone de pie, ni siquiera ayudándose con un objeto o con tu ayuda. Ella está preocupada. 

¿Crees que debería preocuparse? ¿Cómo actuarías?



Pese a que es cierto que una gran mayoría de niños ya caminan a partir de un año/año y medio o están proceso de lograrlo, cada bebé se desarrolla a su propio ritmo, por lo que un buen consejo sería el de no alarmarse si el desarrollo se retrasara.
El problema en este caso, del caminar, no siempre está ligado a un retraso, sino que puede deberse por ejemplo a problemas musculares. En cualquier caso, pienso que lo principal es evitar presionar al niño, ya que podríamos retrasar aun más el aprendizaje de caminar.
Si forzamos al niño a caminar cuando no está capacitado para ello podemos provocar una caída, que generara que se retrase aun más su atrevimiento para volver a intentarlo.

En conclusión, existen muchas razones por las que un niño empiece a caminar más tarde que los demás, pero sobretodo hay que tener claro que la mayoría de veces es algo normal, y que el niño con el tiempo acabara logrando su aprendizaje correctamente.

En mi opinión por tanto, actuaria con paciencia, pero para evitar preocupaciones innecesarias hablaría cuanto antes con el pediatra para diagnosticarlo y empezar el tratamiento adecuado si finalmente se detectase algún tipo de retraso evidente en su desarrollo que le impidiese alcanzar la meta de caminar.

jueves, 14 de febrero de 2013

El caso de Juan


Juan tiene un año y medio de edad, y es su primer año de escuela infantil.
 Ana es su maestra y el resto de niños/as de la clase, que tienen la misma edad que Juan, han empezado a dar sus primeros pasos y algunos tienen una considerable autonomía, él apenas se pone de pie, ni siquiera ayudándose con un objeto o con tu ayuda. Ella está preocupada. 

¿Crees que debería preocuparse? ¿Cómo actuarías?


Pese a que es cierto que una gran mayoría de niños ya caminan a partir de un año/año y medio o están proceso de lograrlo, cada bebé se desarrolla a su propio ritmo, por lo que un buen consejo sería el de no alarmarse si el desarrollo se retrasara.
El problema en este caso, del caminar, no siempre está ligado a un retraso, sino que puede deberse por ejemplo a problemas musculares. En cualquier caso, pienso que lo principal es evitar presionar al niño, ya que podríamos retrasar aun más el aprendizaje de caminar.
Si forzamos al niño a caminar cuando no está capacitado para ello podemos provocar una caída, que generara que se retrase aun más su atrevimiento para volver a intentarlo.

En conclusión, existen muchas razones por las que un niño empiece a caminar más tarde que los demás, pero sobretodo hay que tener claro que la mayoría de veces es algo normal, y que el niño con el tiempo acabara logrando su aprendizaje correctamente.

En mi opinión por tanto, actuaria con paciencia. Si finalmente se detectase algún tipo de retraso evidente en su desarrollo que le impidiese alcanzar la meta de caminar, sería el momento de hablar con el pediatra para diagnosticarlo y empezar el tratamiento adecuado.





lunes, 4 de febrero de 2013

EL CASO DE ELENA 2


EL CASO DE ELENA

Elena tiene 15 meses de edad y desde los 12 meses acude a la escuela infantil. Miguel es su maestro y está preocupada porque Elena no dice ni una palabra a diferencia de todos los demás niño del aula que ya dicen palabras. 

Además, muchas veces le cuesta atraer su atención, tiene dificultades para controlarse y comportarse de acuerdo con las normas, aspecto que, muchas veces, dificulta el correcto funcionamiento del aula. 

Tal y como ella ha estudiado, los niños/as empiezan a pronunciar las primeras palabras hacia el final del primer año de vida, y, entre los 18 y los 24 meses, aparecen breves frases compuestas de más de dos vocablos. Por lo tanto, no le cuadra nada... Ha comentado esta situación a sus compañeras/os de trabajo y se ha barajado la posibilidad de que pueda tener un déficit auditivo. También ha realizado una reunión con sus padres, la cual ha tardado un mes para que se realizara. Son padres primerizos y muy jóvenes que trabajan y no encontraban un momento para hablar con Miguel.

Según ellos, los primeros balbuceos de Elena empezaron hacia el año, aunque no estaban seguros porque únicamente ven a la niña por la noche para darle el biberón y dormir. El resto del día, Elena está con su abuela que tiene 80 años y que con grandes esfuerzos pero con mucho agrado se ocupa de la niña. En la reunión Miguel sugirió la posibilidad de que la niña tuviera problemas auditivos, aspecto que alteró un poco a los padres. Tras la conversación, los padres afirmaron que llevarían a Elena al pediatra tan pronto como pudieran.

Ahora Miguel, se plantea cómo poder atender a Elena de forma adecuada y muchas dudas le pasan por su cabeza: ¿cambiarla de clase con los más pequeños?, ¿castigarla o premiarla?, ¿cambiarla de sitio?....

¿Tu que harías?




Elena es una niña de 15 meses, sobre la que su maestro Miguel sospecha que puede padecer un déficit auditivo que deriva en severos problemas de atencion y concentracion en clase.
El problema que plantea el caso de Elena es el de cómo atenderla correctamente.

Para empezar, debemos tener en cuenta los problemas de Elena con el lenguaje. Si se confirma el problema auditivo, la respuesta es clara: si el niño no escucha y no desarrollamos en el habilidades auditivas, no será capaz  de aprender ni reproducir los sonidos, no entenderá el significado de ellos y por lo tanto no podrá desarrollar el habla. De confirmarse su problema, se encontraría el origen de su retraso en la aparición del lenguaje

Siguiendo con el problema del lenguaje, una vez localizado el origen de su problema, el encargado de buscar una solución seria su médico, el cual tomaría las medidas adecuadas que facilitarían al niño el aprendizaje adecuado del lenguaje, y si este no pudiese obtener a tiempo el nivel lingüístico medio de su clase, si que se podría barajar la posibilidad de cambiarla de clase con niños más pequeños.
 
En cuanto a la decisión de castigarle o premiarla, pienso que la respuesta es clara: Ante la posibilidad de que su problema de atención sea debido a un déficit auditivo, jamás se debe castigar a la niña por ello.

No solo existen dos opciones. Entre las formas de actuar más adecuadas a este tipo de deficiencia cabe destacar:

  • Para aprender a relacionarse con los demás y manejar la frustración que sienten deberán convivir con adultos que les guiarán
  • Hacer que el niño se sienta seguro y protegido
  • Realizar actividades que potencien su desarrollo
  • Establecer vínculos afectivos con el niño mediante el contacto físico
  • Poder relacionarse y jugar con otros niños y niñas de su edad
  • No ser reconocido por su limitación, si no por aquellas cosas que haga bien

Sobre si es necesario cambiarla de sitio, en mi opinión sí, siempre que se confirme su deficiencia auditiva, ya que una de las barreras más frecuentes en este tipo de deficiencia es la cercanía o la distancia de las fuentes auditivas, así como si los sonidos son débiles o distantes o si hay interferencias en el emisor del sonido.
En caso de estar sentada muy lejos deberemos acercarla a nosotros para que no suceda ninguno de los inconvenientes mencionados anteriormente.

Una vez analizados y respondidos los apartados anteriores, pienso que en la situación de Miguel, es probable que actuase de la misma manera.
En mi opinión Miguel actúa correctamente, ya que cuando empezó a sospechar que Elena padecía algún tipo de problema auditivo lo primero que hizo fue pedir la opinión al resto de sus compañeros en el centro así como a  las autoridades educativas, y después de confirmar las sospechas a la familia.
Considero que siempre se debe seguir este orden, sino se podría preocupar a la familia del niño innecesariamente.
Para evitarlo, siempre debemos hacerles ver que tan solo es una sospecha (Nunca se debe asegurar que el niño esta “sordo” ya que el diagnostico debe ser realizado únicamente por el médico especifico) y aconsejar con cautela que el niño sea evaluado por los médicos correspondientes.






martes, 22 de enero de 2013

EL CASO DE ELENA


EL CASO DE ELENA

Elena tiene 15 meses de edad y desde los 12 meses acude a la escuela infantil. Miguel es su maestro y está preocupada porque Elena no dice ni una palabra a diferencia de todos los demás niño del aula que ya dicen palabras. 

Además, muchas veces le cuesta atraer su atención, tiene dificultades para controlarse y comportarse de acuerdo con las normas, aspecto que, muchas veces, dificulta el correcto funcionamiento del aula. 

Tal y como ella ha estudiado, los niños/as empiezan a pronunciar las primeras palabras hacia el final del primer año de vida, y, entre los 18 y los 24 meses, aparecen breves frases compuestas de más de dos vocablos. Por lo tanto, no le cuadra nada... Ha comentado esta situación a sus compañeras/os de trabajo y se ha barajado la posibilidad de que pueda tener un déficit auditivo. También ha realizado una reunión con sus padres, la cual ha tardado un mes para que se realizara. Son padres primerizos y muy jóvenes que trabajan y no encontraban un momento para hablar con Miguel.

Según ellos, los primeros balbuceos de Elena empezaron hacia el año, aunque no estaban seguros porque únicamente ven a la niña por la noche para darle el biberón y dormir. El resto del día, Elena está con su abuela que tiene 80 años y que con grandes esfuerzos pero con mucho agrado se ocupa de la niña. En la reunión Miguel sugirió la posibilidad de que la niña tuviera problemas auditivos, aspecto que alteró un poco a los padres. Tras la conversación, los padres afirmaron que llevarían a Elena al pediatra tan pronto como pudieran.

Ahora Miguel, se plantea cómo poder atender a Elena de forma adecuada y muchas dudas le pasan por su cabeza: ¿cambiarla de clase con los más pequeños?, ¿castigarla o premiarla?, ¿cambiarla de sitio?....

¿Tu que harías?




Elena es una niña de 15 meses, sobre la que su maestro Miguel sospecha que puede padecer un déficit auditivo que deriva en severos problemas de atencion y concentracion en clase.
El problema que plantea el caso de Elena es el de cómo atenderla correctamente.

Para empezar, debemos tener en cuenta los problemas de Elena con el lenguaje. Si se confirma el problema auditivo, la respuesta es clara: si el niño no escucha y no desarrollamos en el habilidades auditivas, no será capaz  de aprender ni reproducir los sonidos, no entenderá el significado de ellos y por lo tanto no podrá desarrollar el habla. De confirmarse su problema, se encontraría el origen de su retraso en la aparición del lenguaje

Siguiendo con el problema del lenguaje, una vez localizado el origen de su problema, el encargado de buscar una solución seria su médico, el cual tomaría las medidas adecuadas que facilitarían al niño el aprendizaje adecuado del lenguaje, y si este no pudiese obtener a tiempo el nivel lingüístico medio de su clase, si que se podría barajar la posibilidad de cambiarla de clase con niños más pequeños.
 
En cuanto a la decisión de castigarle o premiarla, pienso que la respuesta es clara: Ante la posibilidad de que su problema de atención sea debido a un déficit auditivo, jamás se debe castigar a la niña por ello.

No solo existen dos opciones. Entre las formas de actuar más adecuadas a este tipo de deficiencia cabe destacar:

  • Para aprender a relacionarse con los demás y manejar la frustración que sienten deberán convivir con adultos que les guiarán
  • Hacer que el niño se sienta seguro y protegido
  • Realizar actividades que potencien su desarrollo
  • Establecer vínculos afectivos con el niño mediante el contacto físico
  • Poder relacionarse y jugar con otros niños y niñas de su edad
  • No ser reconocido por su limitación, si no por aquellas cosas que haga bien

Sobre si es necesario cambiarla de sitio, en mi opinión sí, siempre que se confirme su deficiencia auditiva, ya que una de las barreras más frecuentes en este tipo de deficiencia es la cercanía o la distancia de las fuentes auditivas, así como si los sonidos son débiles o distantes o si hay interferencias en el emisor del sonido.
En caso de estar sentada muy lejos deberemos acercarla a nosotros para que no suceda ninguno de los inconvenientes mencionados anteriormente.

Una vez analizados y respondidos los apartados anteriores, pienso que en la situación de Miguel, es probable que actuase de la misma manera.
En mi opinión Miguel actúa correctamente, ya que cuando empezó a sospechar que Elena padecía algún tipo de problema auditivo lo primero que hizo fue pedir la opinión al resto de sus compañeros en el centro así como a  las autoridades educativas, y después de confirmar las sospechas a la familia.
Considero que siempre se debe seguir este orden, sino se podría preocupar a la familia del niño innecesariamente.
Para evitarlo, siempre debemos hacerles ver que tan solo es una sospecha (Nunca se debe asegurar que el niño esta “sordo” ya que el diagnostico debe ser realizado únicamente por el médico especifico) y aconsejar con cautela que el niño sea evaluado por los médicos correspondientes.






jueves, 29 de noviembre de 2012

La Sesión de Psicomotricidad 2

La sesión de psicomotricidad 2

 Sandra se ha especializado en Psicomotricidad siguiendo el método propuesto por Bernard Aucouturier. Como psicomotricista vivencial, sabe que en cada sesión los niños explorarán libremente el tipo de movimiento que les resulte más acorde con su vivencia personal del momento.Sin embargo, ella puede preparar la sala para potenciar un tipo de trabajo en especial. Ahora está preparando su próxima sesión de psicomotricidad con sumo cuidado, ya que uno de sus alumnos, Eric, acaba de tener un hermano, y cree que un trabajo sensoriomotriz podría ayudarle a observar y analizar las emociones del niño.

·         ¿Te parece adecuado? ¿Como actuarías?


Para empezar, cabe explicar el método sobre el que se especializó Sandra, propuesto por Bernard Aucouturier:

Bernard Aucouturier es un pedagogo que realizo numerosas investigaciones sobre el desarrollo de los infantes a partir del trabajo corporal.


Para él la Práctica Psicomotriz, llevada a cabo en la educación por un psicomotricista, tiene como objetivo el desarrollo de los factores facilitadores de la maduración del niño a través de la vía sensorio motora.


Hay una etapa del desarrollo del niño en  el que este forma su pensamiento, no sólo cognitivo, sino su pensamiento profundo a partir de la motricidad




Esta es la etapa en la que el niño comienza desarrollarse como sujeto original y diferente del otro y también, al mismo tiempo, la etapa en la que comienza a desarrollar la socialización en el núcleo familiar y en la institución escolar

 Como dice Aucouturier “Es la etapa de la integración, de la indiferenciación en la cual la sensoriomotricidad  constituye la ayuda en la que se anudan las sensaciones, las emociones, los afectos, el contacto y la distancia con el Otro”

 De esta forma, si el hecho de tener un hermano le ha afectado, lo reflejara en la práctica sensorio-motriz y nos permitirá al mismo tiempo, realizar actividades que le ayudaran a desarrollar estas sensaciones negativas hacia otras más positivas, o reforzar las positivas.


Por ejemplo, si el niño sufre celos por la falta de atención a consecuencia del nacimiento de su hermano, en la práctica sensorio-motriz se podrán realizar actividades (en una sala previamente preparada específicamente para esto) que le enseñen a compartir, a relacionarse con los demás, y en definitiva a socializarse.


Otro factor que debería tener en cuenta Sandra es el de los padres. Si el niño muestra síntomas negativos durante la sesión de motricidad, esta deberá hablarlo con sus padres y informarles de que quizás el nacimiento de su hermano está haciendo que estos no le presten la atención necesaria.


En cualquier caso, tanto el psicomotricista como el educador tienen que ser capaces de analizar los factores que limitan su adaptación.

Partiendo de esto, en mi opinión la forma de actuar de Sara es la correcta y por lo tanto, actuaría de la misma manera que ella.

Lo considero así porque, el hecho de tener un hermano a estas edades tan tempranas puede provocar muchas sensaciones en el niño/a tanto positivas como negativas.



Podemos asegurar que la psicomotricidad, durante estas edades, es una gran ayuda para el desarrollo del niño, y una herramienta fundamental para el psicomotricista o educador.

jueves, 15 de noviembre de 2012

La Sesión de Psicomotricidad


La sesión de psicomotricidad

 Sandra se ha especializado en Psicomotricidad siguiendo el método propuesto por Bernard Aucouturier. 

Como psicomotricista vivencial, sabe que en cada sesión los niños explorarán libremente el tipo de movimiento que les resulte más acorde con su vivencia personal del momento.

Sin embargo, ella puede preparar la sala para potenciar un tipo de trabajo en especial. 

Ahora está preparando su próxima sesión de psicomotricidad con sumo cuidado, ya que uno de sus alumnos, Eric, acaba de tener un hermano, y cree que un trabajo sensoriomotriz podría ayudarle a observar y analizar las emociones del niño.
  • ¿Te parece adecuado? ¿Como actuarías?

Para empezar, cabe explicar el método sobre el que se especializó Sandra, propuesto por Bernard Aucouturier:

Bernard Aucouturier es un pedagogo que realizo numerosas investigaciones sobre el desarrollo de los infantes a partir del trabajo corporal.


Para él la Práctica Psicomotriz, llevada a cabo en la educación por un psicomotricista, tiene como objetivo el desarrollo de los factores facilitadores de la maduración del niño a través de la vía sensorio motora.

Hay una etapa del desarrollo del niño en  el que este forma su pensamiento, no sólo cognitivo, sino su pensamiento profundo a partir de la motricidad


Partiendo de esto, en mi opinión la forma de actuar de Sara es la correcta y por lo tanto, actuaría de la misma manera que ella.

Lo considero así porque, el hecho de tener un hermano a estas edades tan tempranas puede provocar muchas sensaciones en el niño/a tanto positivas como negativas.

Esta es la etapa en la que el niño comienza desarrollarse como sujeto original y diferente del otro y también, al mismo tiempo, la etapa en la que comienza a desarrollar la socialización en el núcleo familiar y en la institución escolar

 Como dice Aucouturier “Es la etapa de la integración, de la indiferenciación en la cual la sensoriomotricidad  constituye la ayuda en la que se anudan las sensaciones, las emociones, los afectos, el contacto y la distancia con el Otro”

 De esta forma, si el hecho de tener un hermano le ha afectado, lo reflejara en la práctica sensorio-motriz y nos permitirá al mismo tiempo, realizar actividades que le ayudaran a desarrollar estas sensaciones negativas hacia otras más positivas, o reforzar las positivas.

Por ejemplo, si el niño sufre celos por la falta de atención a consecuencia del nacimiento de su hermano, en la práctica sensorio-motriz se podrán realizar actividades (en una sala previamente preparada específicamente para esto) que le enseñen a compartir, a relacionarse con los demás, y en definitiva a socializarse.

Otro factor que debería tener en cuenta Sandra es el de los padres. Si el niño muestra síntomas negativos durante la sesión de motricidad, esta deberá hablarlo con sus padres y informarles de que quizás el nacimiento de su hermano está haciendo que estos no le presten la atención necesaria.

En cualquier caso, tanto el psicomotricista como el educador tienen que ser capaces de analizar los factores que limitan su adaptación.



Podemos asegurar que la psicomotricidad, durante estas edades, es una gran ayuda para el desarrollo del niño, y una herramienta fundamental para el psicomotricista o educador.


domingo, 4 de noviembre de 2012

EL CASO DE MARTA 2

Una vez leídas las opiniones de mis compañeros, he podido comprobar que hay otras opiniones y formas de enfocar el caso de Marta que, aunque algunas no comparta, me hacen ver el caso de Marta de formas que ni siquiera se me habían ocurrido y por lo tanto, tener más alternativas para resolverlo de una forma correcta. 

Leyendo las entradas de mis compañeros, llego a la conclusión de que en algunos aspecto si que estamos de acuerdo, como el hecho de que el castigo no es una solución. Los hábitos correctos deberemos de hacérselos comprender de forma divertida  haciendo que estos nos imiten.

En cuanto a los aspectos que había olvidado, cabe destacar que aunque el niño este experimentando, tenemos que tener siempre cuidado con el contenido de los cajones, ya que el niño puede hacerse daño aunque este jugando. 

Otras opiniones de mis compañeros también me han enseñado a ver otra forma de enfocar el caso, como la recompensa como medio de enseñanza: Si Marta nos hace caso, podríamos recompensarla llevándola al parque para que se diese cuenta de que lo que ha hecho esta bien. 


EL CASO DE MARTA (RECTIFICADO)

Estoy de acuerdo solo en parte. Pienso que Laura tiene razón, es una conducta normal dada la edad de la niña y ella solo está experimentando con su entorno, pero pienso que le da una respuesta demasiado sencilla.

Ella como maestra debe tener unos conocimientos sobre educación infantil que normalmente serán superiores a los que tendrán las madres que van a  pedir consejo, y por tanto, pienso que esta debería de haber profundizado mas en otros aspectos, como el tema de los castigos o las reprimendas, ya que en muchos casos este tipo de acciones por parte de los padres solo general aspectos negativos.

Poniéndome en el lugar de Laura, pienso que mi respuesta habría sido diferente en ciertos aspectos.
Como ella, yo también le habría hecho entender la normalidad de su actitud.
Ella tan solo está experimentando, y siendo esto algo positivo, nunca se le debería castigar por ello. Aun así tenemos que tener siempre cuidado con el contenido de los cajones, ya que el niño puede hacerse daño aunque esté jugando.

Obviamente el hecho de vaciar cajones y desordenarlos es molesto para la madre, por tanto partiendo de aquí debemos buscar alternativas siempre positivas para el desarrollo del niño.
Algunas de estas alternativas podrían ser juegos infantiles que sustituyesen a los cajones o simplemente jugar a recoger después de que este los hubiese desordenado.
Si después de todo Marta sigue sin hacernos caso, podríamos recompensarla llevándola al parque para que se diese cuenta de que lo que ha hecho esta bien, aunque pienso que esto debería de hacerse  solo como ultimo recurso.

En definitiva, no solo en el caso de Marta, hay que ser conscientes de cómo son los niños y de cómo actúan en esas edades tan tempranas, en las que ellos empiezan a experimentar con su entorno.
Los adultos nunca deberíamos de interferir en su desarrollo y por ello, siempre debemos buscar alternativas al castigo. 



Sin castigos ni reproches le estás animando a que te imite mientras les muestras con el ejemplo como debe de hacer las cosas correctamente